Faltaban diez minutos para el comienzo del partido de la Selección frente a Bolivia y no había mucho movimiento en el bar – café Cheroga de San Clemente del Tuyú. El segundo piso estaba cerrado y las mesas del primero no estaban ocupadas en su totalidad. En la Argentina jugaban 10 jugadores que están en Europa de titulares. Este equipo no atrae demasiado.
Los primeros minutos del encuentro no les llamó la atención a casi ninguno de los que se encontraban en el bar. En dos mesas usaban sus respectivas notebooks y en otras hablaban entre los integrantes que tenían cada una de ellas.
Quizás el momento más caliente del primer tiempo fue cuando el árbitro le anula el gol a Higuaín por no dar ley de la ventaja. Algunos se pararon de su silla para gritar el gol, pero al rato, cuando se dieron cuenta que habían cobrado falta, fue una lluvia de insultos para el referí. Aunque después uno tiró: “No importa, ahora la clava en el ángulo Messi”.
La primera etapa, salvo ese desliz, fue muy tranquila. Los que se encontraban en el bar no le daban mucha importancia al partido. Tal es así que algunos se fueron en el entretiempo de allí. Pero, increíblemente, para la parte final llegaron alrededor de 20 personas al lugar.
En el complemento la cosa fue distinta. El rápido gol de Bolivia tras el error de Demichelis fue un detonante de los peores adjetivos para el mismo jugador del Bayern Munich, Messi y Grondona. Ya el ambiente se había tornado hostil contra la Selección hasta que apareció el oportuno empate de Lavezzi. Aunque eso no calmó las aguas.
Messi no apareció en su esplendor y los que se encontraban en Cheroga se lo hicieron saber. Pero igual el esposo de Evangelina Anderson, en todas las jugadas después de su error, sin importar que hacía las cosas bien o mal, fue el más puteado.
El resto del partido fue así. Se vivió un clima de puteadas para casi todos los jugadores y uno de los televidentes hasta pidió que Diego Maradona vuelva a ser el técnico del seleccionado.
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